Buenos días a todos, me toca la tarea de hacer la presentación de la jornada.
La motivación de esta propuesta que comenzamos ahora, es rendir homenaje a un gran profesor y a un entrañable amigo, Gonzalo Pérez Iribarren y hemos pensado que para valorizar ese homenaje teníamos que darle un contenido trascendente, coherente con las metas y con los logros de Gonzalo y por eso es que hemos querido hacer una actividad de carácter académico, del carácter del trabajo que compartimos con Gonzalo y que, de alguna manera, ha estado presente en el vínculo que hemos tenido con él en todo momento.
No es lo único que vamos a hacer en esta oportunidad, va a haber referencias a la personalidad y al trabajo de Gonzalo en la mañana, a cargo de Mario Wschebor, en la noche a cargo de un colectivo de personas que lo acompañaron en el momento en que renacía la actividad, después de un largo y oscuro período de la dictadura, la actividad matemática, la actividad científica del país, también tendremos oportunidad de ver algunos productos de su creatividad, aspectos literarios, aspectos pictóricos y el conjunto de todas estas actividades es lo que trato entonces de presentar aquí. Es un encuentro, lo que hemos planeado hacer como parte central, de matemáticos y estadísticos, Gonzalo mismo era un matemático y un estadístico.
Desde tempranamente iniciada la actividad académica en estos temas en el país, en el año 42, se crearon, en el mismo año casualmente, el Instituto de Matemática de la Facultad de Ingeniería y el Instituto de Estadística, que en la tarde va a ser sede de la continuación de estas actividades.
Desde muy temprano el Instituto de Matemática de la Facultad de Ingeniería adoptó el nombre de Instituto de Matemática y Estadística pocos años después, entendiendo la necesidad de una unidad en ese sentido.
Y hace unos diez años, cuando decidimos constituir una sociedad que nos representara y nos uniera, la opción fue, constituir una Sociedad de Matemática y Estadística, que es una de las patrocinantes de esta actividad, y no unirnos por separado. De modo que esa parte de la denominación y del contenido de nuestro encuentro está clara.
Porqué jóvenes? Puede ser que ustedes se pregunten, quizás la respuesta más tajante es que los jóvenes son nuestro mayor compromiso, pero en todo caso quiero agregar a esto que, de ninguna manera, el pretender que los protagonistas de este encuentro sean los jóvenes, tiene ninguna connotación de exclusión o ninguna connotación negativa, al contrario, los que hemos pasado los 35, 40 años, que era el límite que se ponía en la convocatoria, somos seguramente los más interesados en participar, enterándonos, asistiendo y discutiendo con los que van a exponer sus trabajos. Por otra parte, estos últimos que mencionaba, hemos tenido muchas oportunidades de encuentros y hasta de desencuentros y en este momento, lo que me parece que importa, es dar a los jóvenes la oportunidad de conocerse, de intercambiar opiniones, posiciones, ideas, sobre todo pensar juntos y construir juntos, en ese sentido es que la convocatoria la hemos pensado de esa manera.
Es un encuentro, quizás cuando elegimos la palabra encuentro, de alguna manera, consultando un Tesauro, encontró que la palabra encuentro significa además reunión, coincidencia o hallazgo, yo creo que es de esperar que este encuentro signifique todas esas cosas, una reunión, un hallazgo de cosas que quizás no todos conocíamos de nosotros mismos y un pretexto para futuras y cada vez mejores coincidencias. Porqué un primer encuentro? Porque esperamos que hayan segundos, terceros y otros encuentros de esta naturaleza, esperamos que la SUME, la Sociedad Uruguaya de Matemática y Estadística tome esto como el inicio de actividades que van a tener que seguirse realizando y ojalá que se hagan con una periodicidad que nos permita seguirnos viendo muy seguido. Yo creo que a título de presentación esto no necesita nada más, sin embargo me sentiría terriblemente omiso si no dijera nada sobre la huella, que como es obvio, Gonzalo ha dejado en nosotros, quiero hacer algún comentario personal.
La semblanza le toca a mi amigo Mario y no le quiero quitar el trabajo, pero quiero decir que conocí a Gonzalo hace unos 50 años, más o menos, Gonzalo había venido a estudiar a Montevideo el segundo ciclo de Enseñanza Secundaria, con los recuerdos frescos de su colonia natal, de su departamento de Colonia natal, yo venía con recuerdos de Florida, pero no intercambiamos recuerdos en esa época, me acuerdo que fue mucho después que le oí hablar de los atardeceres a orillas del arroyo Las Vacas, él era nativo de Carmelo.
En esa época no intercambiamos recuerdos como dije, Gonzalo formaba partes de un grupo amigable pero con mucha cohesión, ese grupo se disolvió trágicamente, uno de los integrantes se suicidó, eso produjo, no estoy hablando de causalidad, pero en oportunidad de eso, se produjo un vuelvo, un quiebre en la trayectoria de Gonzalo que, pensándolo ahora, creo que pudo haber sido no un cambio de rumbo sino una reafirmación del mismo. Gonzalo en esa época emprendió sus estudios religiosos y muchos dejamos de verlo por muchos años, en esa época yo fui alumno de Ricardo su hermano, amigo de Ricardo su hermano, Ricardo significó para mí un símbolo de lo mejor que me gustaría y aspiro para la Universidad, y sigue significándolo, y en marzo de 1968 un nuevo quiebre, el accidente que dejó muerto a Ricardo y seriamente lesionado a Gonzalo se produjo para entonces y hubo, no digo que haya habido ninguna relación de causalidad, no lo sé, no puedo saberlo, pero hubo un quiebre en la trayectoria de Gonzalo.
Gonzalo volvió a ser visible para nosotros, vino a trabajar al Instituto de Matemática de la Facultad de Ingeniería, trajo una dosis importante de frescura, de autenticidad, que nos hizo mucho bien a quienes trabajábamos con él, a quienes estudiábamos con él en esa época. Le comentaba a unos amigos ayer que para entonces, la costumbre era que la gente se trataba de usted y por el apellido, a Gonzalo todo el mundo le decía Gonzalo, salvo Laguardia a quien le daba trabajo el cambio de estilo y habitualmente le llamaba González (risas).
Después, desde entonces, hubo otros cambios de rumbos, colectivos, como por ejemplo a principios del año 74, varios nos fuimos en la época de la dictadura a trabajar a la Universidad de Buenos Aires ó cuando Gonzalo se fue hacia el norte, hacia el trópico en busca de una tranquilidad que seguramente no se encontraba en el sur y el retorno en el momento que el país surgía de las cenizas, la actividad científica del país surgía de las cenizas que había dejado la dictadura, a apoyar, a poner su esfuerzo y su iniciativa en el nacer del Pedeciba y en el renacer del Instituto de Matemática.
Toda esa época, hasta hace cinco años, Gonzalo fue un referente, capaz de ayudar a todos en situaciones de difícil solución, con un consejo, o con un simple comentario atinado. Seguramente su admiración por San Agustín y por San Francisco no fueron ajenos a su propio saber y a su propia bondad. Una vez me dijo que, en casos de duda, él optaba por las soluciones que le daban paz.
En muchas ocasiones, importantes para mí, percibí que afrontábamos juntos algunos proyectos y también en algunos casos algunas frustraciones y era realmente reconfortante darse cuenta que Gonzalo estaba al lado. Si en algún caso, compartiendo metas e ilusiones no optamos por el mismo camino, seguramente fue porque él privilegiaba la paz, y por todas esas ocasiones, le recuerdo con afecto y con agradecimiento.
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