Gonzalo Pérez Iribarren, por Gonzalo Perera


Bueno, aquí el estudiante de Química (risas). Para empezar, quiero decirles claramente que para mí es tremendamente difícil hablar de él. Todos los que me conocen saben que no soy tímido, que no tengo problemas para hablar, pero hoy me cuesta horrores hablar e intenté no hacerlo. Hasta último momento estaba casi decidido a no hablar, pero me convencí de hacerlo por distintas razones, en parte por mencionar más de cerca la influencia de Gonzalo en algunas cosas que yo viví muy de cerca, como el desarrollo de las aplicaciones.

Quiero que se entienda bien una cosa: yo soy parte de una generación de matemáticos post dictadura, que, por fuerza de los hechos, nos hemos acostumbrado a hacer tareas que nos pueden quedar grandes. Nosotros tenemos una brecha generacional importante, los once años que nos robó la dictadura; eso genera que, entre los 50 y los 30 y pico, haya poca gente. Por lo tanto, a todos lo de mi generación de 30 y pico, a todos nosotros, a Ernesto, a mí, a todos los de esa generacion que estamos hoy acá, nos ha tocado, en muchos momentos, asumir responsabilidades que probablemente, en circunstancias distintas, nos hubieran tocado más tarde, en otro momento de nuestras vidas, con más experiencia a cuestas. Por lo tanto, uno está acostumbrado a ponerse una camiseta sabiendo de antemano que le queda un poquito grande, y lo asume buenamente, hace uno lo que puede, sabe que tiene que preguntar, asesorarse, hacer las cosas lo mejor que puede en una tarea que le puede quedar grande y punto. Pero nunca en mi experiencia profesional, honestamente NUNCA, había sentido tan claramente la sensación de que una camiseta me queda MUY grande. La camiseta de tener que hablar de Gonzalo es muy grande, es muy difícil hablar de Gonzalo, es muy difícil no sólo por las emociones que promueve, que revive, sino por seleccionar qué es lo que hay que decir, qué es lo más ilustrativo, lo mas fidedigno y eficaz. Por lo tanto les pido disculpas si la selección que hagono es la mejor, la más apropiada o las palabras no son las mejores, pero son las cosas que me salen del corazón.

Hubo una circunstancia que me alentó un poco a finalmente atreverme a hablar y fue la coincidencia muy importante de recuerdos entre muchos de nosotros. Toda esta jornada promueve cosas muy lindas: estoy muy contento por la jornada que hemos tenido, creo que vivimos charlas preciosas, con ideas hermosas, vimos gente que trabaja, que hace cosas muy lindas. Pero también en esta jornada se encadenaron recuerdos colectivos, la memoria colectiva se puso a funciona. Hace unos días Mariel Etchemendy, que está sentada allí, nos mandó un texto precioso sobre el flaco (cuando digo flaco me refiero a Gonzalo ) que, cuando lo leía, gestos del flaco me venían a la memoria: Mariel recordaba características que uno tambine recordaba claramente, pero que seguramente no hubiera encontrado las palabras para describirlas. José Vieitez envió hace poco otro texto citando dichos de Gonzalo que también yo estaba tratando de recordar para reconstruir y contar. Eleonora Catsigeras contó un diálogo con Gonzalo muy parecido a otro que tuvo conmigo. Isabel Cañette me contó unas cuantas cosas de su experiencia personal con Gonzalo, tambien con muchos puntos consonantes con mis propios recuerdos. Empecé a ver que esa reconstrucción nueva desde tantos ángulos, tiene elementos consistentes,recurrentes y me di cuenta entonces que más allá de lo que uno pueda decir, seguramente lo que diga mi memoria no anda muy lejos de lo que muchos sentimos, detalles mas o menos.

Ustedes me van a disculpar, voy a citar muchas anécdotas y detalles, son parte de cosas que yo viví, que vivieron otros, que me parecen que ilustran lo que es una persona. Yo crecí en dictadura, viví en un país en dictadura, donde había que leer entrelíneas y mirar los detalles para encontrar los verdaderos mensajes y me quedó la manía de fijarme en los detalles. Es entonces quizás que muchas de las cosas que voy a decir son apenas detalles. Pero detalles que muestran particularmente dos ejes conductores de la actividad de Gonzalo que me gustaría que quedaran muy explícitos: las características de Gonzalo como promotor de gente joven y las características de Gonzalo como promotor de trabajo aplicado, y claro, de paso, si se puede, las características de Gonzalo como persona.

Cuando yo lo conocí, era muy jovencito, tenia apenas 19 años. Lo conoci por razones familiares; yo era estudiante de química, había conocido a un profesor de matemática de la Facultad de Química, ya fallecido, Víctor Decmzylo, que me había prestado el "Real and Complex Analysis" de Walter Rudin, libro que todos los estudiantes de matemática conocemos muy bien y estudiaba por mi cuenta, de manera autodidacta. Me causaba un placer enorme, constantemente deseaba que la Facultad de Química me diera más tiempo libre para leer ese hermoso texto y a través de un vínculo familiar, a través de Marisa Garcia, llegó a oídos de Gonzalo esa rareza que tenía este sujeto en cuestión. Gonzalo me invitó a ir a la casa un fin de semana de verano a charlar con él. Es increíble pero no me acuerdo nada de lo que me dijo, absolutamente nada, me acuerdo de caras, e imagenes, me acuerdo como si tuviera la foto delante, sin ninguna palabra ni sonido. Pero, cuando salí de allí, caminando hacia mi casa, yo estaba convencido que quería hacer matemática, que iba a ser matematico. Así que no sé lo que me dijo, pero fue muy convincente (risas). Un poco después, yo estaba estudiando tercer año de la licenciatura, y pensaba hacer en el último año de la licenciatura, en cuarto, el Seminario requerido en el plan de la Licenciatura. Tenia una vision muy infantil de lo que era un Seminario, creia que particpar en un Seminario era cosa de "gente grande" y que yo aun estaba en etapas previas. Vine un dia al IMERL, a devolverle un libro a la querida Martha Ottino (para los que no la conocen fue bibliotecaria de Matemática durante mucho tiempo y es la mamá de un compañero, Martin Sambarino). Portándome bien, vine al IMERL a devolver un libro que me habian prestado. Casualidad de las casualidades!! En ese mismo momento se estaba reuniendo por primera vez en el año el Seminario de Probabilidad y Estadística para fijar horarios y temario de trabajo. El flaco me paró en el corredor y me dijo, "Che tocayo, tenés que venir al Seminario, vos que querés estudiar Probabilidad y Estadística, tenés que venir!". Le dije que no, que estaba muy verde aun, que era muy temprano, que el año que viene, que ahora no, que no quería y no quería...... Estábamos frente a la sala de seminarios, la puesta estaba abierta y en determinado momento, Gonzalo me pone la mano en el hombro y me da tremendo empujón (risas), pasó tras de mi, cerró la puerta y dice con voz bien alta "Aquí hay un nuevo compañero de Seminario!" (risas) Estaba Enrique, Mario, "Pino" Paganini, Daniel Tasende, naturalmente Ernesto, un montón de gente y claro, ya que estaba ahí no iba a escapar! Entonces realmente puedo decir que Gonzalo me estimuló a hacer Matemática, y que me empujó (literalmente ) a hacer Probabilidad y Estadistica(risas).

Muchas veces más, a mí y mis compañeros, nos hizo lo mismo: con trampitas, con esas cosas de paisano astuto, nos hacía crecer "como zonceando", nos hacía pegar un salto, nos pegaba el empujón y luego quedaba como haciéndose el distraído, como que él no lo hubiera hecho, como si fuera mera obra del azar. Un poco después del empujon anterior me comenzó a hablar de hongos: hongos para allá, hongos para acá, hongos esto, hongos lo otro, el estudio de los hongos, hongos, hongos y hongos. Un dia me da un libro, el "Analysis of Variance" de Scheffée y una planilla de datos y me dice, "Che, mirá, leéte el capítulo 6 y 7, leyendo esos capítulos yo creo que vas a resolver este roblema que se plantea en estos datos de crecimiento de hongos!", listo y se fue!!. Yo me quedé perpleo y con los hongos (risas) y con esos benditos hongos comenzó una pasión, la pasión por el trabajo aplicado, por tratar de descubrir en la realidad dónde es que está la Matemática, dónde es que se pone la Matemática y cómo es que se usa la Matemática. Otra vez, fue como al pasar, como distraído que Gonzalo me hizo una treta de esas. Siempre te alentaba a asumir nuevos desafíos, siempre te alentaba a crecer un poquito más, siempre era un poquito más de uno mismo lo que habia que buscar. Nunca te proponía cosas insensatas, no te "mandaba a la guerra armado con galletitas", esperaba el momento para proponerte cada desafio, pero te transmitía una necesidad vital de crecer y de ir siempre más adelante. Y sobre todo, te transmitía algo hermosísimo, que es muy difícil de transmitir en palabras: él te transmitía que él creía en tu capacidad, a veces mucho más de lo que uno creía, él te transmitía confianza. No te agrandaba ni te "doraba la pildora", no te transmitía locuras, no te decía que eras un fenómeno, no, para nada, te decia que ibas a sudar, que te iba a costar, pero que vos podías, te decia con sus actitudes que vos podés, que vos vas a pasar por encima de ese reto, que vos podés salir adelante. Te transmitía confianza, espíritu de aventura, amor por el desafío, por navegar mares desconocidos. Hay una anécdota muy elocuente al respecto de Isabel Cañette. Cuando a Isabel le proponen por primera vez hacer un trabajo privado de estadística aplicada, lo primero que sintió, como es natural, fue una sensación de susto gigantesco, "Capaz que no puedo con ese compromiso, a lo mejor me queda grande", etc. Cuando le manifestó eso a Gonzalo, el flaco le hizo leer un poema de Antonio Machado que dice "Cuatro cosas tiene el hombre que no sirven en la mar, ancla,gobernalle y remos y miedo de naufragar". De manera muy explicita le estaba trasmitiendo la invitacion a asumir el desafío y asumir el placer de la aventura, largarse a la mar sin remos y sin timón a tratar de ver cómo se saldría adelante.

Pero hay algo bien especial que tenía el flaco como permanente promotor de los mas jovenes, que era realmente llamativo. Parece que no le gustaba que después nadie se sintiera que le quedaba debiendo nada, como que queria que nadie después se sintiera obligado a deberle gratitud. Tan sin querer como te ayudaba, tan sin querer como te promovía, después "como sin querer" también, cuando entendía que ya estaba, que vos ya habias crecido e ibas por otro camino, se ponía al costado como diciendo, " yo no fui, yo no tengo nada que ver". Hay anécdotas que lo pintan de cuerpo entero al respecto. Cuando Isabel entrega la monografía que dirigió Gonzalo y en la portada de ella como e shabitual pone el título, el nombre del autor y el nombre del orientador (que era el flaco), este ultimo con letra chica como es usual en todos esos textos, una de las primeras correcciones que le hizo Gonzalo con lápiz, fue marcarle donde estaba su nombre y escribirle al lado " más chiquito", que lo pusiera más chiquito. Cuando terminé la tesis de doctorado puse un párrafo de agradecimiento a Gonzalo, no era un gesto de gratitud, era simplemente no ser cretino. Para agradecer a Gonzalo no me alcanzaria ni un párrafo ni 800 párrafos, era un minimo gesto de memoria al llegar a un momento clave del camino. Eso pequenho parrafo perturbó a Gonzalo, fue una cosa que le provocó pudor, hizo una reaccion del estilo "Bueno, está bien, pero tá, no me digas más nada". Era un tipo sencillo, de hablar apaisanado, venía de Carmelo, muchas veces contaba cosas al respecto. Una vez en Colonia, bajo unos eucaliptus, me comentaba que de niño, se trepaba y soñaba que era protagonista de una novela de Emilio Salgari. Uno veía con placer a esa persona grande que recordaba con tanta facilidad al niño que tenía adentro, con tanta frescura y espontaneidad. Era un tipo humilde, humilde en el sentido más amplio. Se puede ser humilde socialmente, en los gestos, es decir, no tener gestos francamente arrogantes, no humillar a nadie, no despreciar a nadie con los gestos. Esa es la humildad de las formas, de los modales, que por cierto no es poca cosa. Pero hay un sentido mucho más profundo de la humildad, hay otra dimension de la humildad mucho mas dificil de alcanzar y ejercer, me parece, que es la actitud permanente de apertura, de respeto hacia los demas, hacia todo lo que nos es ajeno y/o desconocido. Esa humildad significa no sólo no pararse frente a los demás como un personaje, sino no considerar, en el fondo de la propia conciencia, que es más importante lo que uno hace, no considerar que lo que uno estudia son los temas centrales, no despreciar lo que uno no conoce, no presuponer que el aporte de otras disciplinas, estilos, campos, terrenos, pueden ser menos importantes que los propios. El flaco ejercia esa dimesnion de la humildad cotidianamente. Se puede ser humilde haciendo cualquier cosa, en cualquier profesion o tema, pero si ustedes piensan por un momento en su ejercicio de la humildad, en su apertura para ver razón, verdad, sensatez y conocimiento en todos lados y lo combinan con el espíritu de aventura que mencionaba anteriormente, sale con un resultado natural que Gonzalo tuviera una gran atracción y vocacion tanto hacia las aplicaciones de la Matematica como hacia otras formas de conocimiento: era el corolario natural de esas dos actitudes de búsqueda profunda. Es así que Gonzalo funda en el Centro de Matemática el Laboratorio de Probabilidad y Estadística y nos inició a muchos en el trabajo aplicado, un trabajo duro, donde hay que ir a la guerra con un cuchillo en los dientes, a hacernos un lugar. Tenemos una profesión que no es conocida y por lo tanto no necesariamente reconocida y apreciada en el medio, en general a uno no lo están esperando con la alfombra roja. Hay que ganarse dignamente un lugar con muchos que empujan en sentido contrario y no siempre con buenos modales. Gonzalo con infinita paciencia y con mucha dedicación hacía todo ese trabajo, buscaba el lugar adecuado, buscaba el problema adecuado, nos enseñaba a los que éramos más novatos y trabajaba con enorme dedicación y con un enorme rigor. Es así como varias veces descubrió errores en papers de nosotros y de otros, tenía un enorme rigor para analizar el trabajo propio; las cosas propias que él hacía, los analizaba a fondo, con toda intensidad y severidad. Nos inculcaba el rigor de la manera mas simple y efectiva: practicandolo en primer lugar consigo mismo.

El flaco celebraba la belleza y el talento donde lo veía, tenía una actitud de alegría llamativa cuando descubría algo que no sabía, algo que estaba ahí y el no habia visto. Aun en cosas tan simples como cuando un colega brasilero demostró en un congreso ser un gran guitarrista, la alegría de Gonzalo era fantástica por haber visto una cosa bella que ni sabía que existía. Me acuerdo con absoluta claridad su cara de alegría cuando algún alumno terminaba exitosamente un trabajo: celebraba la vida, la capacidad creativa, cuánto le hubiera gustado ver la actividad que hubo hoy!

Gonzalo era un hombre de fe, fe en el sentido más profundo y universal del término, con respeto a todas las visiones de vida. Yo mismo no sé exactamente cuál es la mía, sé por lo tanto que hablar de su fe no es ningún acto de proselitismo. Pero tengo que decir que decir algunas cosas al respecto sino no hablaría de Gonzalo, su fe era esencial a su personalidad, no se entiende su persona sino se entiende su fe. En un momento, no me acuerdo exactamente el año, Gonzalo y yo quedamos encargados de dar un curso a medias en la Sección "Despacho de Cargas" de UTE, que queda o al emnos quedaba, en aquel momento, en Melilla. La primera parte del curso, en primavera,la daba yo y la segunda parte del curso, en el verano, la daba el flaco. Entonces, primero a mí y después a él, temprano en la tarde nos venía a buscar al Centro de Matematicas, Wilson, un compañero, chofer de Ciencias, que nos llevaba hasta Melilla a dar la clase y después nos traía. Fue un año de un tiempo espectacular, de una primavera radiante, soleada, hermosa; al final de mi parte yo me iba a Caracas por unos meses y Gonzalo quedaba dando la otra parte del curso. Cuando íbamos con Wilson en la camioneta, camino al Despacho de Cargas, nos pasaba siempre más o menos lo mismo. En aquel momento todos los accesos de Montevideo estaban en obras, en ésas obras que parece que no terminan nunca y había que dar mil vueltas para llegar al lugar. Veníamos siempre por esa rambla preciosa que tiene Montevideo, y cuando passabamos frente al Parque Capurro, ya frente al Cerro, había que hacer varias vueltas por caminos vecinales debido al corte de ruta. Cuando empezaban todo es etrayecto por los caminos vecinales había un cartel publicitario, y en el momento que uno cruzaba el cartel empezaban a aparecer los rancheríos de la marginación, que ya en ese momento era muy grande en Montevideo y que hoy desgraciadamente lo es mucho más aun. Naturalmente, siempre veníamos conversando y cuando llegaba ese punto era como que nos apagábamos. Cuando llegué de Venezuela el flaco había terminado con el curso y me encontré con una tarjeta de Navidad en mi despacho. El flaco había dibujado algunas tarjetas y había escrito una leyenda. Mi dibujo era un ranchito de lata con un perrito, ropa colgada, y un cartel, que era el cartel que nosotros veíamos en la ruta, igualito y al fondo, la ciudad. Su dibujo era lo que nosotros veíamos cada vez que dábamos la vuelta en ese recodo del camino, pero había una diferencia, no era el rancherío visto desde la civilización sino era la civilización vista desde el rancherío. Había invertido los ángulos, se habia puesto del lado del rancherio y la letra decía "si naciera ahora, donde dónde nacería?". Gonzalo no tenía una fe de hablar de Dios y regalar estampitas, tenía una fe de compromiso de vida, de acciones de vida, de apostar a la vida en función de una cierta sensibilidad muy inteligente y muy comprometida. El se convertía a cada paso, veía una escena y se ponía automáticamente en el lugar del más débil, invertía la escena, se veía a si mismo desde ahí, desde el peor lugar y desde ahí miraba las cosas y las conductas, lo hacía naturalmente, le salía así. Gonzalo tenía una gran formación teológica y filosófica, obviamente, pero no sólo no lo ostentaba sino que su sensibilidad era muy lejana a toda forma de ostentacion. Me acuerdo que en un momento el haber compartido con él un libro que había descubierto, de un teólogo alemán que ha sido fruto de muchas polémicas, Ernts Drewermann, muy interesante, y el comentario de él fue " Muy interesante, muy lindo, pero muy europeo, muy distnate de nuestra realidad, le falta la cuota de barro de las parroquias de nuestros barrios". A pesar de que tenía esa formación teológica, él miraba su creencia y su convicción desde esa perspectiva, desde la humildad de una parroquia de barrio. La palabra "cristiano" lleva encima una muy pesada carga. Lleva la carga de muchos pensadores y personas inocentes que terminaron en la hoguera,lleva la carga de muchos bombardeos que se hacen en el nombre de la civilización occidental y cristiana, la justicia infinita o vaya a saber qué otro disparate, lleva la carga de los vigías perpetuos de la moral ajena, de esa misteriosa moral sexual, que requeriria saber que es la moral digestiva o la moral respiratoria, por ejemplo. Lleva la carga de muchas barbaridades, atrocidades, atropellos, abusos y arrogancias hechos en el nombre de Cristo. El mensaje cristiano como lo entendía Gonzalo, es una cosa muy distinta, muy linda, muy simple y tremenda a la vez: es ponerse automáticamente del lado más débil y mirar la vida desde sus ojos. Es hacer como hacia él, a quien muchasv eces oi citar pequeñas y puntuales frases de San Francisco de Asís, que decían mucho y de manera muy sencilla y que siempre tenían que ver el problema que se trataba. es la vocación por crecer y servir, a ocupar el lugar que hay que ocupar, sin preocuparse si nos van a aplaudir o no nos van a a aplaudir, sino concentrados en hacer lo que hay que hacer y después que pase lo que tenga que pasar. Una vez me dijo, que no hay otro demonio que los miedos y las trabas que a uno le impiden llegar a ser todo lo que podemos ser, o la arrogancia de pretender que se nos reconozca más de lo que nos merecemos. El demonio del cristianismo del flaco ni tenia cuernitos, ni lanzaba llamas, ni era voluptuoso. El demonio del cristianismo del flaco era el miedo a crecer, la comodidad, la indiferencia, la arrogancia. Gonzalo era un cristiano con todas las letras. Su vida, su profesión, su actitud hacia nosotros, ésa era su profesión de fe , constante y permanente, de todos los días.

Uno no pretende en absoluto hacer relatos color de rosa o idealizar su figura: naturalmente Gonzalo se equivocaba, claro que si, como todos. Era particularmente drástico en las cuestiones éticas, con esas cosas no andaba con vueltas, en esos temas podía ser muy duro, sumamente severo. Tuvo que ver en muchas polémicas en las que puso mucha pasión, que le costaron mucho dolor. Algunas no las puedo juzgar, no tengo suficiente conocimiento, en otras que estuve cerca sé que se equivocó, que dudó, que pensó. No andaba con indirectas, no te daba a leer textos sutiles para que vos interpretaras, te decía directamente lo que pensaba, en particular a nosotros los más jóvenes. Hubo un par de veces que nos cuestionó éticamente, que nos dijo "Lo que ustedes están haciendo es una falta de ética!", no nos hizo ninguna gracia, nos enojó, cómo no nos va a enojar! Pero era un rezongo con cariño, un rezongo de hermano mayor, un rezongo que pretendía hacerte pensar, no humillarte ni ponerte en inferioridad, era un rezongo para convocarte a pensar, a revisar y eventualmente a revertir tu actitud. Haya tenido o no razón, siempre nos dio el referente claro, nítido y firme.

Al final de todas estas palabras, de repente se entiende un poco más la dificultad que mencioné al principio. Hablar del flaco para mí es hablar de un mundo lindo, sencillo, fresco, claro, un mundo donde hay gente grande, muy culta y muy formada, que se acuerda cuando era niño y se sentia Sandokán trepado arriba de un árbol. Un mundo donde esa misma gente, muy formada, no se siente el centro del saber universal, sino uno más en la aventura del saber y descubrir, donde no se pierde la capacidad de entender y sensiblemente compartir las cosas del hombre sencillo, del hombre común, de todos, gozando y sufriendo con la misma intensidad que los demás, las mismas cosas que los demás y sin sentirse parte de un círculo privilegiado e iluminado, más inteligente que los demás . Un mundo de gente intensa y plena que vive la aventura diaria de querer crecer un poquito más todos los días. Naturalmente a veces lo extrañamos mucho y nos gustaría verlo riéndose, carcajeándose, enseñándonos cosas, rezongándonos, aconsejándonos, apoyándonos, empujándonos, desafiándonos. Pero tenemos que afirmarnos en la idea que nos dejó, tenemos que recrear ese espíritu, esa humildad, esa capacidad de crear, de apostar, de entregar. Espero que se entienda esa dificultad que les decía, no es sólo por el cariño, por la admiración, por el reconocimiento, es porque es muy difícil hablar de tanta vida. Para ponerlo en una imagen, es como cuando uno abre una ventana y deja entrar una bocanada de aire fresco de golpe: uno queda sin aliento. Es eso. Espero que, a pesar de todos, a pesar de que yo haya errado en algunas cosas que recordé, que haya dejado por el camino tantos otros recuerdosque pudieran ser más interesantes, quede expresa constancia que para muchos que trabajamos con él y aprendimos con él, realmente Gonzalo fue bastante más que un maestro, un consejero, un amigo, un referente, realmente fue una cosa muy simple: la imagen clara, nítida y bien fresca de lo que puede ser una hermosa persona.


[ Gonzalo Pérez Iribarren: In memoriam] [Centro de Matemática] [Instituto de Matemática y Estadística "Rafael Laguardia"]