En Recuerdo de Gonzalo


Por Elvio Accinelli. Este documento en formato pdf

En aquellos años el IME, como el país en general era tierra de promesas y esperanzas.

En el caso del instituto, de esperanzas en la ciencia y en la solidaridad. En esa época ser solidario no parecía ser algo fácil, más bien se sentía como un compromiso cuyo ejercicio consecuente podía costar caro, tal como había sucedido en el país unos pocos años antes. Por ciencia entendíamos también una actividad comprometida, el soñador Giordano Bruno o el comprometido Massera eran nuestros paradigmas. En esa época la estruendosa caída de la dictadura como resultado del enorme alegato popular hacía creer en un pronto triunfo de lo que hoy llamamos la Utopía, es decir de la sociedad de la ciencia y la solidaridad. Fue entonces Gonzalo Pérez director del IME. Comprender la trascendencia de la tarea en ese momento no es sencillo si no tenemos en cuenta el infinito entramado de ilusiones, esperanzas, frustraciones y riqueza espiritual de esa época, que era algo así como el Renacimiento.

En el IME, comenzaban a convivir matemáticos y candidatos provenientes de lugares diversos, con formaciones culturales y científicas muy diversas y muy ricas. Estaban quienes volvían del exilio, quienes recién salían de la cárcel, quienes habían comenzado su vida universitaria bajo la intervención, y otros que llegando por diferentes caminos comenzaban a formar parte de esa comunidad. Ser director del IME, implicaba contemplar toda esta diversidad sin perder su riqueza, darle a cada uno un lugar una posibilidad, sin frustrar esperanzas ni vocaciones, y esto lo logró Gonzalo. Nos convenció de que, desde que trabajáramos consecuentemente para dominar la matemática, bastaba con tener vocación por tal ciencia en alguna de sus manifestaciones para allí tener un lugar.

Gonzalo fue un verdadero orfebre de sentimientos y pasiones un Maestro a quien escuchar, y que escuchaba, abriendo puertas, buscando caminos. La cálida persona que encontrábamos en el IME era la misma que encontrábamos en su casa de puertas abiertas a toda hora.

Con Gonzalo se hablaba no sólo de matemática, se hablaba de esperanzas, de cine, de posibilidades futuras y probabilidades presentes, de literatura. Era un buen escritor, sus cuentos cortos eran luminosos eran sobre la gente, un lenguaje pulido y claro, me gustaría ver sus cuentos publicados algún día. A partir de mis conversaciones con él, profundicé mi gusto por Faulkner, El Sonido y la Furia, Las Palmeras Salvajes, La Paga de los Soldados, Absalon-Absalon, eran sus libros preferidos, y fueron a partir de entonces también los míos. Uno se sentía a gusto con Gonzalo, veía en él a un amigo leal. En su casa, en el IME, o en el seminario de probabilidad todos teníamos lugar, allí Faulkner y Feller eran los dioses tutelares a los que nos enseñó por qué respetar y como disfrutarlos.

El IME, parecía entonces el reino de la Utopía o la Florencia de la ``Renacita'' pero luego algo falló, quizás fue que la vanidad pudo más que la sencillez y lamentablemente Gonzalo Pérez se fue del IME, y se fue sintiéndose mal, dejado de lado por aquel lugar por el que él había hecho tanto. Las llamadas por teléfono, las visitas a su casa no fueron suficientes, la Utopía comenzaba a caer. Otro IME aparecía y con el tiempo la nostalgia por una historia difícil de repetir e igualar, y la comunidad matemática diversa y polifacética se transformaba, dejaba de ser una comunidad, aunque hoy se use esa palabra para denominar al grupo de personas que hacen matemática en el país, aunque en rigor, quizás nunca lo fue, pero teníamos esperanzas en que lo fuera. Aunque la utopía no es más ni menos que eso, me hubiese gustado otra historia.

Hoy el IME le hace a Gonzalo un merecido pero tardío homenaje, no se si es lo que él hubiese querido, hubiera sido mejor hacerle en vida el homenaje, lo cual simplemente hubiese requerido un poco de modestia.

Espero que mi memoria sea fuerte para recordar a los amigos a quienes me alentaron y apoyaron, a pesar de que tantas veces prefiero olvidar no es sin duda ésta, una de esas veces.

Gracias Gonzalo.

Elvio.


[ Gonzalo Pérez Iribarren: In memoriam] [Centro de Matemática] [Instituto de Matemática y Estadística "Rafael Laguardia"]