Padre:

Hoy recuerdo tus consejos,

tu valor, tu lucha por nosotros, por el mundo ...

Hoy recuerdo tus versos, tus poemas ...

Tu carisma, tu honestidad, tu sabiduría ...

Es lo que más extraño, lo que más me duele ...

Cuándo te tuve, tal vez no supe merecerte ...

Hoy recuerdo tu dolor,

cada vez que nos equivocabamos en la vida

y al ser madre, comprendo: !que razón que tenías!

Te debo mi alma inspiradora, mis ganas de luchar hasta el final ...

te debo esa fuerza, esa fe en los hombres,

a pesar de nuestros errores ...

Te debo crear, como me creastes ...

Te debo soñar, como me soñastes ...

Pero padre, ante todo,

Te debo tu cariño sincero ...

¡Si hoy pudiera decirte a los ojos todo lo que siento!

Padre:

Se que estás en el cielo,

pero aún así te digo llorando ¡ cuánto te quiero!

Si pudiera, si yo tuviera esa magia: ¡te traería de nuevo!